sábado, 12 de septiembre de 2009

Salón Versalles padre y sustento de la Casa Gardeliana en Medellín




“La Casa Gardeliana es la novia más cara que he tenido en mi vida”, menciona el argentino Leonardo Nieto, cuando se le pregunta por ella. Y es que lo que comenzó en 1973 en la ciudad de Medellín, Colombia con un grupo de amigos, intelectuales en su mayoría, como el espacio para compartir su pasión por el tango, las discusiones de la época y por supuesto tomar algunos tragos, terminó siendo un referente cultural para la ciudad, que por cosas de la vida Leonardo Nieto asumió sólo, pero con todo el gusto y la pasión de hacerlo.
De la vida de Leonardo Nieto se puede decir que dependen dos lugares tradicionales de la Medellín de los 60’s y 70´s, lugares que tienen parte de sus raíces Argentinas y que no quiere dejar que mueran, porque aunque está lejos de su natal país, siempre sintió una empatía particular entre argentinos y la ciudad de Medellín, especialmente por su gente.
Es imposible hablar de un lugar sin mencionar al otro, porque el nacimiento de la Casa Gardeliana está ligado al Salón Versalles, 10 años después de que Don Leonardo Nieto se pusiera al frente de éste negocio, en su segundo piso, rodeado por personajes como Manuel Mejía Vallejo, entre otros intelectuales y amantes del tango surge la idea de materializar esta pasión, algo que se logró en una casa ubicado un Barrio al oriente de la ciudad. En un principio gracias al apoyo de todos, pero el entusiasmo duro poco para algunos así que fue finalmente Don Leonardo quien no dejó morir ese sueño y se puso al frente de ésta Casa.
Esta casa fue el sitio de encuentro para muchos jóvenes de esa generación, que vibraban con noches cargadas de tango, mientras recordaban en canciones a Carlos Gardel, bebían y disfrutaban de shows en vivo. Fue un verdadero pedazo de Argentina a miles de kilómetros de ésta, un lugar rodeado de objetos que hacen alusión, al tango y sobre todo a Gardel.
Con el paso del tiempo factores como la violencia, que afectan la ciudad, complicaron el funcionamiento del lugar, además los gastos que implica el lugar hicieron que Don Leonardo Nieto se viera obligado en muchas ocasiones a parar el funcionamiento de la casa.
Sin embargo Don Leonardo quiere que esa pasión por el tango que logró que se viviera en Medellín no se acabe, es por eso que la Casa Gardelina hace poco cambió su razón social a fundación, en este proceso se está comenzando a recibir ayudas, pero se necesita un compromiso constante, para que además de ser un museo a Gardel, se vuelva a respirar ese verdadero aire de tango. Entre las ideas que tiene Don Leonardo está hacer un traslado del lugar al aeropuerto Olaya Herrera, sitio conocido porque fue allí mismo donde Carlos Gardel tuvo su accidente aéreo. Aunque aún espera mayor apoyo como fundación para poder lograr todo lo planeado. “Quisiera tener el apoyo de la empresa privada, pero también de un verdadero argentino que se comprometa y siga regando en la ciudad el tango”, menciona Don Leonardo.
El compromiso de Don Leonardo es aun mayor con el Salón Versalles, él aún con sus 83 años todos los días en la mañana va a ver cómo va todo, y aún prueba las empanas argentinas para asegurarse que su receta no varié. Es de éste negocio, principalmente de la venta de empanadas argentinas, producto estrella del restaurante y también de los otros platos que se sustentan los 36 trabajadores del lugar, Don Leonardo y La Casa Gardeliana, pues de allí sale el dinero que se le invierte al lugar.
“Mientras en Versalles se vendan empanadas, la Casa Gardeliana no se acabará”, menciona Leonardo Nieto. Ahora la única preocupación de Don Leonardo es qué pasará con ambos lugares cuando el falte, su anhelo es que Versalles siga siendo el mismo de hace 49 años por mucho más tiempo y que la Casa Gardeliana se mantenga como ese referente cultural que es hoy en día para la ciudad.

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